Una escalera se sube de diferentes maneras.
Depende de la escalera, pero más depende de la edad y condición e interés del
que sube en llegar a la sima.
Las escaleras en la entrada de una iglesia,
no serán subidas de la misma manera por una novia que por una anciana que va a
expiar culpas. La novia tendrá los ojos en alto sin perder de vista la sima,
mientras que la anciana, mirará sus pies porque tal vez el menor de sus miedos
sea caer.
Las escaleras internas de una casa, esas que
suelen llevar al dormitorio. No es lo mismo subirlas si se va a dormir o si se
va acompañado entre besos perdiendo la ropa en cada escalón. Se recomienda la
segunda opción.
En cuanto a una escalera de obra, esas que
hay en el galpón de cada casa y que se usan para hacer arreglos, las que usan
los albañiles y los pintores. Esas son las más indómitas, esas se vuelven
rebeldes según la hora del día. A las 9 de la mañana se suben si esfuerzo,
mientras que llegadas las 5 de la tarde, uno las mira como si subirlas
implicara una escalada al Himalaya.
No solo se trata de poner un pié en un
escalón tensar los músculos, hacer la fuerza necesaria con la pierna para
impulsar el cuerpo, levantar el otro pie y volver a hacer el mismo ejercicio.
No, implica además, una posición de la
cabeza, un apoyo con los brazos si fuera
necesario y lo más importante, la mirada. A donde orientar la mirada. La lógica
indica que hacia la cima, pero no siempre es así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario