domingo, 31 de mayo de 2020

La película


No recuerdo en absoluto la película, no recuerdo cuantos años tenía, ni la sala de cine, estoy segura que era el cine, no recuerdo con quien fui , quizás con mi tía, es que con ella vivimos muchas aventuras, solo recuerdo una escena.

Era un maravilloso día, la pradera brillaba con el sol, la brisa suave acariciaba la hierba formando olas acompasadas, las mariposas revoloteaban, el mundo era perfecto y Bamby y su mamá pastaban alegres. Era la primera vez que iban después de todas las recomendaciones de su mamá y las veces que practicaron. Mamá le había contado que ese lugar era el más peligroso del mundo.

Con cuidado Bamby se fue adentrando en la pradera y a cada paso, no paraba de asombrarse, cada insecto, cada raíz, cada hoja hacían que sus ojos se agranden como si fueran a salir de sus órbitas, su inocente asombro no tenía límites.

El pequeño salía al mundo y lo descubría, al cuidado de su mamá que vigilaba de cerca.
Cuatro perdices volaron y mamá cierva fijó su mirada en ellas. No pasó un segundo que salto y comenzó a correr veloz y grácil a la voz de corre Bamby! Corre!

Y corrió. Veloz y desesperado, como si quisiera alcanzar su corazón que pareció salirse de su pecho y dejarlo atrás. En el aire retumbó el sonido sordo feroz y mortal de un disparo.

Llegó a los árboles protectores, agitado y sin aliento. Se dio vuelta. Buscó a su mamá co la mirada. El silencio fue perpetuo, el rostro ocupaba toda la pantalla. Sus enormes ojos brillaban y se desbordaban. Comenzó a rasparme la garganta y una piedra me apretó el pecho mientras el pronunciaba esas trágicas palabras: Mamita, donde estás?

 Y desconsoladamente, rompí a llorar.

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