domingo, 21 de agosto de 2011

Historia de un camino y sus personajes - Parte II

Cuando se descongestionó ese ir y venir de almas que suben y que bajan, que lloran y sonríen, que se dicen adiós o se abrazan largamente, luego de mirarlos detenidamente. Me calce mi bolso al hombre y encaré en busca de un lugar donde quedarme.

Caminé, por una calle coronada de árboles con copas que parecían ser de oro, caminé por una alfombra similar de flores caídas que jugueteaban al son de la brisa que las manipulaba a su antojo.

El aire era liviano, fresco y liviano, mis pulmones acapararon todo el aire limpio que pudieron, como si quisieran guardar una reserva para otros días no tan limpios.

Saque de mi bolsillo un papelito con una propaganda que decía: “Hostería de la Cascada” y casi diminuta una letra que rezaba “has realidad tus sueños”

Caminé como un kilómetro, cuando comenzaba a desesperar y me senté al borde de la calle que ya era de piedritas grises blancas y negras. Cuando levanté la vista, en lo alto de una loma, ví un edificio que parecía ser parte de un cuadro. Rodeado de montañas, árboles, flores y caballos. Pensé:

-          Haré realidad mis sueños, si, lo haré.

Y me encaminé valerosa, hacia ese edificio que me había traído desde tan lejos en busca de un poco de paz y de algunos sueños.

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